Dicen que el periodismo debe ser objetivo, pero nunca llega a ser objetividad pura, siempre se mezclan los sentimientos y la ideología de quien escribe.
Hoy dejo de lado la objetividad y me sumerjo en mis pensamientos, en mis sentimientos.
Era una tarde especial, se definía el campeonato y el mismo buscaba un ganador. Dos equipos eran los aspirantes, uno de ellos el Club Sportivo Aureliense que visitaba a San Antonio, rival que había quedado atrás en la pelea por el campeonato y por ende no tenía nada que perder.
La fiesta inundaba la cancha del local, los bombos y papelitos sumados a las estruendosas bombas ponían color a la jornada.
Sin embargo la fiesta se convirtió en pesadilla, los de Belgrano estaban decididos a robarles la alegría a los presentes y vaya si lo hizo porque consiguió lo inesperado ganarle al Sportivo Aureliense 2 a 1.
Que decir de lo que pasó, nada no hay palabras que puedan explicar semejante tristeza. Lo futbolístico quedó de lado, si bien no fue el mejor partido que haya disputado el rojiblanco, no era merecedor de terrible final.
A los 6 minutos del segundo tiempo, con un golazo de Maximiliano Heideggen la parcialidad rojiblanca se ponía en ventaja y desataba las ganas de gritar campeón en territorio ajeno, pero una falta inexistente hizo que Belgrano pusiera paridad en el tanteador.
Hasta ese entonces las cosas seguían igual, Aurelia era campeón. Sin embargo un tiro libre a favor del local hizo cambiar la historia y dejó con las manos vacías al aureliense, que había hecho todo para merecer el titulo pero por cuestiones reglamentarias injustas le quitó el mote de campeón y se lo otorgó a Esmeralda.
Si bien el objetivo de clasificar se cumplió no hace que cada uno de los integrantes del plantel, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas se olviden de lo acontecido y más teniendo en cuenta la existencia de un hecho confuso sucedido tiempo atrás que dejó a más de uno boquiabierto.
Ahora yo me pregunto, ¿no será que se cumplió la predicción?
Me suena todo tan raro, que no puedo digerirlo aún, pero sé que el fútbol da revancha y como en cualquier novela o dibujito de superhéroes al final de la historia la justicia y la verdad siempre triunfan.
Lo que queda claro es que a pesar de no tener el rótulo de campeón, estos 16 gladiadores dieron pelea en todo momento, aún en contra corriente como fue a lo largo del torneo y desde que comenzaron a disputar la liga, y se ganó mucho más que un campeonato.
Porque se jugó bien o mal pero siempre se jugó al fútbol, nunca se necesitó de ayudas externas.
Todo absolutamente todo, se realizó con esfuerzo, con honestidad, con solidaridad, con compañerismo, a pulmón y sé que más de uno apoya la cabeza en la almohada y duerme tranquilo sin remordimientos.
Lo único que queda por decir es ¡GRACIAS POR TODO LO QUE DEJARON Y DEJARAN EN LA CANCHA DOMINGO A DOMINGO!
Todavía queda mucho por recorrer y el próximo domingo saldrán con la frente en alto para decir que están más vivos que nunca.
Hoy dejo de lado la objetividad y me sumerjo en mis pensamientos, en mis sentimientos.
Era una tarde especial, se definía el campeonato y el mismo buscaba un ganador. Dos equipos eran los aspirantes, uno de ellos el Club Sportivo Aureliense que visitaba a San Antonio, rival que había quedado atrás en la pelea por el campeonato y por ende no tenía nada que perder.
La fiesta inundaba la cancha del local, los bombos y papelitos sumados a las estruendosas bombas ponían color a la jornada.
Sin embargo la fiesta se convirtió en pesadilla, los de Belgrano estaban decididos a robarles la alegría a los presentes y vaya si lo hizo porque consiguió lo inesperado ganarle al Sportivo Aureliense 2 a 1.
Que decir de lo que pasó, nada no hay palabras que puedan explicar semejante tristeza. Lo futbolístico quedó de lado, si bien no fue el mejor partido que haya disputado el rojiblanco, no era merecedor de terrible final.
A los 6 minutos del segundo tiempo, con un golazo de Maximiliano Heideggen la parcialidad rojiblanca se ponía en ventaja y desataba las ganas de gritar campeón en territorio ajeno, pero una falta inexistente hizo que Belgrano pusiera paridad en el tanteador.
Hasta ese entonces las cosas seguían igual, Aurelia era campeón. Sin embargo un tiro libre a favor del local hizo cambiar la historia y dejó con las manos vacías al aureliense, que había hecho todo para merecer el titulo pero por cuestiones reglamentarias injustas le quitó el mote de campeón y se lo otorgó a Esmeralda.
Si bien el objetivo de clasificar se cumplió no hace que cada uno de los integrantes del plantel, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas se olviden de lo acontecido y más teniendo en cuenta la existencia de un hecho confuso sucedido tiempo atrás que dejó a más de uno boquiabierto.
Ahora yo me pregunto, ¿no será que se cumplió la predicción?
Me suena todo tan raro, que no puedo digerirlo aún, pero sé que el fútbol da revancha y como en cualquier novela o dibujito de superhéroes al final de la historia la justicia y la verdad siempre triunfan.
Lo que queda claro es que a pesar de no tener el rótulo de campeón, estos 16 gladiadores dieron pelea en todo momento, aún en contra corriente como fue a lo largo del torneo y desde que comenzaron a disputar la liga, y se ganó mucho más que un campeonato.
Porque se jugó bien o mal pero siempre se jugó al fútbol, nunca se necesitó de ayudas externas.
Todo absolutamente todo, se realizó con esfuerzo, con honestidad, con solidaridad, con compañerismo, a pulmón y sé que más de uno apoya la cabeza en la almohada y duerme tranquilo sin remordimientos.
Lo único que queda por decir es ¡GRACIAS POR TODO LO QUE DEJARON Y DEJARAN EN LA CANCHA DOMINGO A DOMINGO!
Todavía queda mucho por recorrer y el próximo domingo saldrán con la frente en alto para decir que están más vivos que nunca.
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